Te acuerdas de aquel día,
mientras disfrutábamos la tarde.
A cierta hora,
en que fuimos aliados.
Mimetizados de no se que,
declarando guerra al minutero.
Queriendo perpetuar el tiempo,
y adueñarnos del mundo entero.
Sentados en la inocente mesa,
ubicada en la desconocida esquina.
Impregnándonos de gente,
riéndonos de gente.
Y yo disfrutando,
de tu dulce horizonte.
Y yo desobedeciendo los impulsos,
advertidos de esta sensata mente.
Sabrás reconocer el tiempo,
Que llenabas de ilusión
Y aquel minuto exacto,
de desenfrenada pasión.
Cuando el mundo entero cariño,
El mundo entero en reverencia,
ante nuestro pasar.
Y hasta los matices del día,
envidiaban nuestra forma de amar.
Te acuerdas de aquel loco poeta,
que con unas copas demás
te recitaba poesía?
Y yo mirándolo atónito,
de oír tan bellas palabras
para ti, amada mía.
En que pretérito quedaste sonrisa,
que desde un tiempo te me ausentas.
Donde fuiste musa mía,
y tu aura celestial?
En que rincón se encuentran las miradas,
cómplices dispuestas a amar.
Que será de aquella mesera,
que te contaba sus sueños por alcanzar?
Que será del poeta loco,
los mochileros
y tantos otros?
Veo tu recuerdo,
sobre una bruma de mañana sabatina,
sobre el mar y con olas queriéndola tocar.
Que capricho del destino
cual pozo en el desierto
donde se cruzan los caminos.
No recuerdo el día,
No recuerdo la hora exacta,
Solo melancolía.
No recuerdo aquella mesa,
la que ahora ha de estar vacía.
Solo conservo una foto en mi retina,
donde intersectan las calles,
donde reino la alegría.
Te acordarás de aquellos meses,
que intersectaron nuestras vidas?
En el cruze de miradas, en Urrutia con Zegers.
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